Durante la pandemia, en una colonia de la zona 5 de la Ciudad de Guatemala fue descubierto un ser de película, o más bien de video. La aparición del Lobo Vásquez en las redes sociales es uno de los momentos más comentados durante el 2020 en Guatemala, pero ¿qué hay más allá de este aparente personaje?
La cita fue programada en la casa de doña Norma, una antigua
amiga del señor Vásquez que presta un espacio de su hogar para las entrevistas
y grabaciones del Lobo. Al comenzar la entrevista se le veía muy
tranquilo, pues comentaba que ya estaba acostumbrado a las entrevistas y a no
estar nervioso.
Durante este tiempo don Fabio ha aprovechado su popularidad
y considerado esta oportunidad como un empleo más. “Yo tomo como un trabajo
cuando las personas me llaman. La verdad que sí es entretenido y alegre porque
a donde yo voy hago todo de corazón para ayudar a las personas en la pandemia”,
comentó.
El Lobo, como muchos lo llaman, no es en realidad un
personaje. Don Fabio explica que el apodo no tiene un porqué y que lo conocen
así desde su adolescencia. “Eso sale en todas las colonias o cuadras. Todos
teníamos apodos de animales, tengo un amigo que le decían Zorrillo, porque
tenía un mechón; a otro le decían Paleta, porque era alto y flaco; a
otro Cuervo, aunque nunca supe por qué; y a mí me empezaron a decir Lobo
y yo decía: ‘¿por qué Lobo, va?’, nunca di por qué y así me quedó”,
dijo.
“Aquí nací, aquí vivo y aquí voy a morir”
Al igual que doña Norma, don Lobo y su esposa, Magalí
Moreno, crecieron y se conocieron en la zona 5 capitalina. Es en este ambiente
donde el Lobo tuvo sus primeros acercamientos al baile y personas que
aún forman parte de su vida.
“Yo miraba a mis hermanas, a ellas les gustaba ir a fiestas
y a veces me les pegaba, o como dice mi comadre, ‘andaba de shutín’. Ya
con el tiempo hicimos un grupo en la cuadra donde empezamos a ver videos. En
ese tiempo ya pasaban videos en la tele, tenía catorce o quince años y yo
miraba los videos de Michael Jackson. Salió el álbum Thriller
entonces ya nos íbamos a los repasos, que era cuando nos íbamos
con los amigos a tomar fresco, comíamos pan o galletas y entonces me empezó a
gustar la música”, detalló.
El Lobo cuenta que en su adolescencia recurría las
canchas de la doce avenida, donde hacían retos de baile. Él relata que siempre
algún amigo o conocido llevaba una grabadora de casete y que entre todos
juntaban el dinero para comprar las 16 baterías del antiguo reproductor de
música.
Según describió, en estos duelos de baile el ganador se
decidía por aplausos, o bien perdía quien se agotara primero.
“Nos decían: ‘¡Miren muchá!’ Reto en no sé dónde,
o a veces en la calle poníamos un cartón y allí nos poníamos a bailar. Pero,
como le digo, no era de pelearse uno con los otros, sino de ver quienes
bailaban mejor”, aclaró.
Conforme el tiempo el señor Vásquez aprendió a bailar merengue,
cumbia, salsa, rap, rock, break dance, o como
mencionó él mismo: “de todo.”
—¿Para usted cómo se baila el rock?,
¿con la cabeza?
—Con la cabeza es, como le dicen algunos, moshar, ese
es diferente al rock que nosotros bailábamos, como todo va
trascendiendo, pero sí también se puede bailar así con la cabeza.
—Todo es bailable.
—¡Toda la música! Yo como le digo, puedo bailar hasta
marimba también. En ese tiempo salió la película Break dance y con un
grupo que teníamos aprendimos a bailar break.
—¿Ahora ya no baila así?
—Me aventaría a ver si de repente todavía puedo hacer un
paso. El quebrado sí lo puedo hacer todavía, pero ya digamos como antes que
daba vueltas con la espalda y me levantaba con las manos y me daba vueltas con
la cabeza, bajaba y hacía uno que le llamábamos el helicóptero, ya no puedo.
Él describe que cuando no bailaba escuchaba canciones
románticas de Leo Dan, Camilo Sesto, Julio Iglesias, entre otros artistas.
Doña María Magalí
Lobo Vásquez y Magalí Moreno han contado para los
medios que un día se conocieron en la pista de baile y desde entonces están
juntos, ¿es así de simple esta historia?
“Con ella siempre nos mirábamos en las discotecas, pero ella
andaba con un su grupo de amigas y yo con otro grupo y no nos hablábamos.
Cuando nos mirábamos en una fiesta yo decía ‘ ¡Ah! Allí está ese montón de
locas’ y ella decía lo mismo de nosotros porque para ellas nosotros éramos bien
creídos”, contó.
La indiferencia entre ambos continuó hasta que en una
ocasión ambos grupos se encontraron en la discoteca Tivoli. Vásquez
describió que esa noche había un concurso de baile y una amiga de doña Magalí
sugirió que ambos harían buena pareja de baile. El Lobo le preguntó a
Magalí Moreno si quería bailar con él, ella aceptó. Gracias a esa decisión
ganaron el concurso y dividieron el premio.
“Ella vivía por acá cerca, allí se mantenía con unas sus
amigas y un día un mi amigo me dijo: ‘Vos, acompáñame allá donde Magalí. Allí
hay una amiga de ella que es mi novia.’ Que si cabal cuando yo llegué allí no
me recordaba de quién era Magalí y cuando llegamos ya me acordé que era con la
que concursé la vez pasada”, amplió.
Don Fabio mencionó que todos sus amigos tenían pareja, al
igual que las amigas de Magalí. Cuando todos se iban ambos caminaban hacia la
casa de Magalí Moreno y platicaban afuera hasta que su abuelita le pedía que
entrara, luego Vásquez se despedía y caminaba hacia su hogar.
“Fuimos amigos un mes, tuvimos nueve meses de noviazgo y
llevamos 33 años de casados y siempre hemos bailado, así como dice la
canción”, agregó.
Se le preguntó qué creería que hubiese pasado si a doña
Magalí no le gustara el baile tanto como a él, a lo que respondió: “Yo pienso
si el destino era que estuviéramos juntos quizá no bailáramos ya, tendríamos
otra cosa diferente, porque como yo lo he dicho, en una pareja tiene que haber
algo que concuerde. Pienso que debe haber algo que los una ya sea ir a bailar,
ir a comer, al cine, ir a correr, o sea estar juntos no solo en una cosa sino
en los problemas. Si hay problemas sentarse y dialogarlos, ver como se
resuelven”.
La vieja cotidianidad y el parte aguas de la pandemia
A pesar de ser mayormente conocido por sus pasos, Fabio
Rodolfo Vásquez se ha dedicado a la zapatería durante un largo tiempo de su
vida. Según sus palabras, puede fabricar calzado de niña y de varón, pero el
que más le gusta fabricar es el de dama ya que es el tipo que zapato más
vendido.
“Yo estuve de mecánico, carpintero, aprendí un poco de mi
papá que era albañil, pero cuando me metí a ayudante de zapatería me gustó”, comentó.
Según sus declaraciones, don Lobo solía trabajar
desde las ocho de la mañana en su zapatería y no tenía un horario establecido
de salida. “Aunque a nosotros no nos hubiera pasado esta situación siempre
teníamos que trabajar. Era la rutina de día a día: trabajar, almorzar, seguir
trabajando”, indicó.
Antes de la pandemia don Fabio y doña Magalí acostumbraban
salir a bailar cada ocho días a discotecas en zona 1. “A veces estábamos en la
casa a las nueve de la noche y tipo diez íbamos allí hasta la una de la mañana.
Y como ya nos conocían, cerraban allí pero nos quedábamos bailando otro rato
porque ya éramos amigos de los dueños”, mencionó.
Gracias a su video viral ahora el Lobo ha podido seguir
bailando, la diferencia es que ahora lucra con su pasatiempo.
—¿Le ha quitado el gusto por el baile
el hecho de que ahora se haya convertido en su trabajo?
—No porque me gusta bailar. Como esto
no va a ser para toda la vida, ya cuando esto se acabe tengo que ver que hago
yo, si sigo trabajando en el taller donde estoy o de repente pongo algo más
para mí.
Meses después de la publicación de su video el señor Vásquez aún
no puede creer que a la gente le guste tanto su baile, incluso encuentra
curioso que sus fans le pidan fotografías en la calle. “Había bailado
para mis amigos en las discotecas, pero ni yo pensé que le gustará a la gente
tanto mi forma de bailar. Están allí y de repente me dicen: ‘Lobo’
y me piden una foto y no se las niego tampoco”, contó.
La crisis sanitaria ha representado para los esposos un
cambio radical en su vida, pero Fabio Vásquez prefiere verle el lado positivo a
la coyuntura.
“Talvez en este encierro que hemos tenido tuvo que salir
algo bueno. Digamos los jóvenes cuyos papás se mantenían mucho tiempo ocupados
quizá ahorita tuvieron un poco más de cercanía con ellos, más comunicación”, expresó.
Y a pesar de su optimismo, el Lobo no deja de lado la
seriedad con la que debe tomarse la covid-19 en Guatemala. “Esta pandemia
existe, hay que cuidarse mucho. No hay que andar metido en conglomeraciones,
esto va a quedar como una gripe algún día, pero por ahora hay que cuidarnos”,
clamó.
Por último, don Fabio quiso recalcar la importancia de superar las adversidades causadas por la pandemia. “Hay que ver cómo se va sacando ese estrés, si le gusta cantar, cante; si le gusta bailar, baile; si le gusta hacer oficio, pues póngase a hacer oficio, y si ya no hay que limpiar, vuelva a echar tierra en el piso y sigue barriendo. Este ha sido un tropiezo para todos, incluso para los estudiantes, pero hay que alcanzar esa meta, voltear esa hoja mala para atrás y seguir con la otra adelante”, concluyó.
Me llena de felicidad y esperanza ver que sí es posible alcanzar el éxito haciendo lo que más nos gusta.
ResponderEliminar¡Excelente artículo! Y muy interesante lectura.